Luego de una gira por Brasil, durante febrero pasado, la Orquesta Típica Fernández Fierro reinició su ciclo de conciertos, de los miércoles a la noche, en su espacio de la zona del Abasto, el Club Atlético Fernández Fierro.
La oportunidad les permitió presentar temas de su último CD, como así repasar versiones que se han ido incorporando a lo largo del tiempo del que fueron estrenadas.
Se descubre una agrupación afiatada, granítica, donde las armonizaciones se rinden a una propuesta de conjunto. La formación, en los casi sesenta minutos del concierto, presenta sus versiones al taco. La línea de bandoneones, sólida y múltiple, ataca desde la primera a la última nota en el punto máximo de expresividad aguda. Temas que se suceden en una continuidad que, en alguna medida, no permite un espacio necesario para saborear la propuesta musical entre las obras ejecutadas. Un vértigo recorre el escenario en cuatro fuelles que dejan el alma en la presentación, en una mezcla de sentimiento, técnica y actuación.
En tal sentido se destaca la voz del "Chino" Laborde quien convierte las poesías en una expresión amalgamada a la propuesta musical del grupo. Acompaña a su actuación la presencia de elementos que le dan un aporte a la comprensión de la obra y la asignación de un contexto interpretativo. Es un vocalista -como se los denominaba en la guardia vieja al cantor- para la Fierro. Dueño de clara dicción y gestualidad aporta un elemento destacado dentro de la propuesta vertiginosa, y sin entretiempos, de la banda.
El proyecto de la OTFF debe valorarse en la amplitud de propuestas que dispone sostenida en la forma cooperativa de gestión. Desde su local al que también hay presentaciones de otros grupos de diferentes ritmos, y que instrumenta un circuito por fuera de lo for export. Todo lo contrario, afincado en la porteñidad y su cultura. Como así su información electrónica, a pesar que no colocan los nombres de los músicos ni de los temas y autores de lo que ejecutan. Como de la Radio CAFF. Un medio que durante las veinticuatro horas reproduce versiones de todos los grupos tangueros.
Nacida musicalmente al calor de la rítmica de Pugliese (la gestualidad de sus bandoneones hace recordar, en parte, la de Arturo Penón, el primer bandoneón de don Osvaldo quien más allá de compartir la militancia en el Partido Comunista, era el alma mater de ese tango canyengue y cadenero que caracterizaba a la orquesta). El Ministro, el bandoneonista de la OTFF, ha caracterizado al nuevo tango como aquel que hacen hoy las bandas y se puede ir a escuchar en vivo. Ello, conviviendo, con influencias piazzollenianas, del punk, del rock. La propuesta de la OTFF es la de un tango duro. No apto para salir silbando melodías pegadizas ni para correr las mesas y armar el baile. Quien espere, por lo tanto, encontrarse con covers de La Yumba, La Mariposa o Recuerdo equivocó el hoyo.
Por el contrario, vigoriza más, como muchas otras expresiones, la honestidad de la búsqueda que llevan adelante de nuevas expresiones que conviertan al tango en una identidad actual del habitante de estas regiones del mundo.
A un costado de la barra, en una cartelera, se distingue una pequeña foto de Osvaldo Pugliese. Con su sonrisa y mirada paternal como dirigida a esos músicos que han tomado su bandera de cooperativa, de temáticas que reflejen los nuevos tiempos de la ciudad y sus habitantes, de cuestiones sociales, de alegrías y frustraciones. Desde ahí, cada noche, es como si alentara a experimentar nuevos rumbos en la musicalidad del tango y acompañara en su viaje a estos mayoritariamente sub-35.
Las luces de la ciudad, versión del 7 de abril de 2011, en el CAFF
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