jueves, 15 de diciembre de 2011

Video del discurso presidencial, ante la Asamblea Legislativa, del 10 de diciembre de 2011

El discurso pronunciado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el pasado sábado 10 de diciembre de 2011, es una pieza oratoria digna de ser considerada desde diferentes miradas. El inicio de su segundo mandato constitucional. El tercero, correspondiente a un modelo de Nación encauzado, en el 2003, por el doctor Néstor Kirchner, Ratificación de la fecha del 10 de diciembre -Día Universal de los Derechos Humanos- como el del recambio constitucional de los mandatos, establecido de cara a la más sangrienta dictadura que asoló al país, en 1983. Cumplimiento de 28 años de vigencia del sistema republicano y democrático de gobierno.

La significación y alcances superan la inmediatez para delinear un proyecto de país con aspiraciones de trascender a los tiempos. Repasar hoy el discurso de Néstor Kirchner al asumir la presidencia de la Nación, como se puede ver acá, que presentaba a la sociedad argentina una propuesta para salir del infierno de entonces, tal como lo llamaba el caudillo sureño. Puede ayudar a darnos una dimensión de los años y las necesidades y demandas a ocho años vista. Los cambios operados local, regional e internacionalmente

En nuestra interpretación, las palabras pronunciadas por la presidenta Cristina, también expresan una serie de posicionamientos y definiciones que buscará de implementar en los próximos años.

Otro valor que, sin duda, subyace al texto, es el marco, la gestualidad, los tonos expresivos, las miradas, los eventuales interlocutores, el delineamiento de definiciones políticas, las llamadas de atención, las claras marcaciones de la cancha, la ratificación de los roles y las convicciones de pelear desde adentro (para nada un axioma, las circunstancias pueden ser diferentes y válidas en ciertos casos) en fin, una sucesión complementaria de expresiones con una importante dosis de gestualidad y coronación de opiniones. Su discurso, como gusta decir, no ha sido nada neutro, y en tal sentido observarlo consideramos una buena manera de dimensionar su trascendencia. Es una pieza que debe ser considerada tanto en el contenido como en las formas expresivas y actitudinales que lo expresan. Como así por los dichos, como por los silencios.