martes, 27 de diciembre de 2011

"Cacerolazo a la historia"



Este post está dedicado a todos los simpatizantes de las alegrías populares, sean cuales fueren,
les guste el fútbol o no, lo importante que tengan esa maravillosa cuerda, que nunca desafina, y que puede vibrar de pasión por lo que haga;
y muy especialmente, para aquellos que hasta el 2001 solo habían conocido los largos años de la noche académica.
Donde las identidades se enfrentaban al exitismo.
A los que se deleitaron y disfrutaron los campeonatos sucesivos; el primer tricampeonato; a Dellacha, Pizzutti, Sosa, Sacchi, Dorval, Araquem, Paz, Colombatti, Toti Iglesias, Panadero Díaz, el Coco, Chango, Bocha, el Turco García, Fillol, Catalano y que entretejieron la ilusión.
A los que sin nada que festejar mantuvieron la pasión en largas caravanas alentando en Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, fuera donde fuera, por caso, durante interminables años.
A los que defendieron y protegieron la sede de Villa del Parque (recordados con una merecida placa) durante horas y días de la acometida de blindados y la represión ante la venta que pugnaba la gerenciadora; a los que viajaron a Córdoba achicharrados en combis cuando se jugó la promoción con Belgrano;
a todos los protagonistas de miles de hechos;a todos aquellos que en, innumerables situaciones, todavía eligen el celeste y blanco cuando tienen que comprar algo.
A todos ellas y ellos, un abrazo académico.


Hoy, 27 de diciembre, se cumplen 10 años del día que el Racing Club lograra el campeonato de fútbol luego de treinta y cinco años que se le había negado futbolísticamente.

Años en los que nacieron, los se fueron de gira, los que se casaron y tuvieron hijos, una sucesión de generaciones conservaron y trasladaron a hijos, hermanos, sobrinos, amigos, conocidos, una pasión inexplicable. Las viejas "guardias imperiales" contaban, como soporte histórico que hacía brillar los ojitos de esos círculos,  sobre los siete campeonatos consecutivos alcanzados en el amateurismo, o cuando de pibes iban en tranvías o carros a las canchas junto a los jugadores, que cuando se hacía tarde se iban cambiando e ingresaban directamente al campo de juego; o cuando llegaba un carruaje tirado por cuatro caballos y bajaba de galera y bastón el número 5, que era un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores; de la vieja cancha de madera en el mismo lugar donde hoy alberga el Cilindro; o cuando perdía o no había jugado bien y su gente se retiraba de los estadios al grito de "A ca demia!!!" como manera clara que aunque no se hubiera ganado, poco importaba ya que se había dado cátedra del mejor fútbol. Desde entonces, de las primeras décadas del siglo pasado, de los Perinetti, Ochoa, Ohaco, Zito eran apellidos "que acunaban" la canción paterna.

Difícil explicar una pasión. Se la siente o no. Se nutre constantemente, se retroalimenta, en este caso en la adversidad, en la vuelta de una mirada al espejo de los victoriosos, los que un logro es un mero trámite y no un canto ininterrumpido al esfuerzo.

Más abajo ubicamos la significación de la conquista académica en un marco de estallido social como el que vivía la Argentina por entonces.

Muy probablemente aquella imagen de "barrilete cósmico" -enunciada al calor del relato del más majestuoso gol que Maradona le hiciera, en el Mundial de 1986, a los ingleses- que nos diera Víctor Hugo Morales es posible compararla (para los simpatizantes racinguistas) con el "cacerolazo a la historia" que su emocionado comentario corona la obtención del campeonato, en cancha de Vélez Sarsfield y que podemos revivir en el siguiente video.


Una edición especial de "Fútbol de Primera", el programa de síntesis de la fecha del campeonato, dedicado al logro es un documento de los preparativos y los festejos


Una explosión de alegrías que comenzó con el torneo pero que se lo regulaba con el "paso a paso", hasta que Merlo, enojado, declara que se iba a ser campeón, como recuerda esta nota.

Para terminar, el tango Racing Club, de Vicente Greco, interpretado por la orquesta de Angel D'Agostino, versión del 29 de marzo de 1946