viernes, 30 de diciembre de 2011

Ingeniosa publicidad francesa


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martes, 27 de diciembre de 2011

"Cacerolazo a la historia"



Este post está dedicado a todos los simpatizantes de las alegrías populares, sean cuales fueren,
les guste el fútbol o no, lo importante que tengan esa maravillosa cuerda, que nunca desafina, y que puede vibrar de pasión por lo que haga;
y muy especialmente, para aquellos que hasta el 2001 solo habían conocido los largos años de la noche académica.
Donde las identidades se enfrentaban al exitismo.
A los que se deleitaron y disfrutaron los campeonatos sucesivos; el primer tricampeonato; a Dellacha, Pizzutti, Sosa, Sacchi, Dorval, Araquem, Paz, Colombatti, Toti Iglesias, Panadero Díaz, el Coco, Chango, Bocha, el Turco García, Fillol, Catalano y que entretejieron la ilusión.
A los que sin nada que festejar mantuvieron la pasión en largas caravanas alentando en Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, fuera donde fuera, por caso, durante interminables años.
A los que defendieron y protegieron la sede de Villa del Parque (recordados con una merecida placa) durante horas y días de la acometida de blindados y la represión ante la venta que pugnaba la gerenciadora; a los que viajaron a Córdoba achicharrados en combis cuando se jugó la promoción con Belgrano;
a todos los protagonistas de miles de hechos;a todos aquellos que en, innumerables situaciones, todavía eligen el celeste y blanco cuando tienen que comprar algo.
A todos ellas y ellos, un abrazo académico.


Hoy, 27 de diciembre, se cumplen 10 años del día que el Racing Club lograra el campeonato de fútbol luego de treinta y cinco años que se le había negado futbolísticamente.

Años en los que nacieron, los se fueron de gira, los que se casaron y tuvieron hijos, una sucesión de generaciones conservaron y trasladaron a hijos, hermanos, sobrinos, amigos, conocidos, una pasión inexplicable. Las viejas "guardias imperiales" contaban, como soporte histórico que hacía brillar los ojitos de esos círculos,  sobre los siete campeonatos consecutivos alcanzados en el amateurismo, o cuando de pibes iban en tranvías o carros a las canchas junto a los jugadores, que cuando se hacía tarde se iban cambiando e ingresaban directamente al campo de juego; o cuando llegaba un carruaje tirado por cuatro caballos y bajaba de galera y bastón el número 5, que era un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores; de la vieja cancha de madera en el mismo lugar donde hoy alberga el Cilindro; o cuando perdía o no había jugado bien y su gente se retiraba de los estadios al grito de "A ca demia!!!" como manera clara que aunque no se hubiera ganado, poco importaba ya que se había dado cátedra del mejor fútbol. Desde entonces, de las primeras décadas del siglo pasado, de los Perinetti, Ochoa, Ohaco, Zito eran apellidos "que acunaban" la canción paterna.

Difícil explicar una pasión. Se la siente o no. Se nutre constantemente, se retroalimenta, en este caso en la adversidad, en la vuelta de una mirada al espejo de los victoriosos, los que un logro es un mero trámite y no un canto ininterrumpido al esfuerzo.

Más abajo ubicamos la significación de la conquista académica en un marco de estallido social como el que vivía la Argentina por entonces.

Muy probablemente aquella imagen de "barrilete cósmico" -enunciada al calor del relato del más majestuoso gol que Maradona le hiciera, en el Mundial de 1986, a los ingleses- que nos diera Víctor Hugo Morales es posible compararla (para los simpatizantes racinguistas) con el "cacerolazo a la historia" que su emocionado comentario corona la obtención del campeonato, en cancha de Vélez Sarsfield y que podemos revivir en el siguiente video.


Una edición especial de "Fútbol de Primera", el programa de síntesis de la fecha del campeonato, dedicado al logro es un documento de los preparativos y los festejos


Una explosión de alegrías que comenzó con el torneo pero que se lo regulaba con el "paso a paso", hasta que Merlo, enojado, declara que se iba a ser campeón, como recuerda esta nota.

Para terminar, el tango Racing Club, de Vicente Greco, interpretado por la orquesta de Angel D'Agostino, versión del 29 de marzo de 1946 



 




lunes, 26 de diciembre de 2011

"Nieblas del Riachuelo" por Bebo Valdes y El Cigala


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domingo, 25 de diciembre de 2011

Este era Iván Heyn


"Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros".


Así arrancaba casi siempre, con esa frase de Scalabrini Ortiz, sus charlas sobre temas económicos. Casi un lugar común entre los economistas del palo, pero en su caso, además de citarla la ejercía con consecuencia apasionada. Su compromiso era con todo. Como militante universitario fue presidente de la FUBA. De vendedor callejero de artesanías llegó a ser un joven economista brillante. Como bailarín de tango terminó poniendo una milonga. Como amigo y compañero fue un gran amigo y un gran compañero.

Hoy se nos fue Iván Heyn, un cuadro integral, un militante completo, un economista callejero. A pesar de su solvencia, de sus enormes conocimientos y de una inteligencia muy por encima de la media, su pasión siempre fue poder explicar las complejidades de la economía de manera tal que las entiendan los que las sufren. O sea el pueblo.

Te vamos a extrañar, Gordo, por polémico, por las noches en las que aprendimos a discutir de política y de economía como una forma de afianzar y sellar un compromiso y una amistad, hasta la última hora y hasta el último culito de Fernet. Por tu docencia constante, porque no había un tema en el mundo del que no pudieses dar una visión más o menos novedosa, combinando el monto justo de técnica y estaño. Por tu ritmo arrollador e imparable. Por tu cabeza galopante.

Con vos se va un pedazo de nosotros. Te vamos a extrañar mucho.
Tus compañeros de La Cámpora.

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Fuente: #sumateacristina

Racismo en México


Este video fue realizado por la ONG 11.11 Cambio Social como parte de la campaña "Racismo en México" y subido a Youtube hace muy pocos días.

Llevaron adelante un trabajo de investigación con niños y niñas mexicanos, replicando el experimento diseñado por Kenneth y Mammie Clark, en los años treinta, en Estados Unidos, y que se ha llevado a cabo, también, en varios países del mundo.

Aquí se muestra parte de los resultados; y los niños y las niñas que aparecen en este video reflejan las respuestas de la mayoría de los que fueron entrevistados.

Dada la complejidad de la temática, se realizó un Taller de Racismo que participaron junto a sus familias, para generar un espacio de reflexión y contención de las emociones generadas en este intercambio.

sábado, 24 de diciembre de 2011

"Las cuatro estaciones", de Vivaldi, por el Carmel A-Cappella


El Carmel A-Cappella interpreta Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi. El quinteto está compuesto por cinco mujeres vocalistas de la ciudad de Haifa, en Israel. La dirección musical y los arreglos pertenecen a Shula Erez. La agrupación vocal la integran Maya Goldsmith, Limor Yanovich, Inbar Hefter, Moran Shalev y Keren Jalon.

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viernes, 23 de diciembre de 2011

Los logros de ocho años





Política Nacional de Medicamentos. Con la prescripción de medicamentos por nombre genérico se aseguró a las familias el acceso a medicamentos a bajos costos y se han distribuido gratuitamente mediante el Plan Remediar, 1.200.000 botiquines en 6.000 Centros de Salud de primer nivel, lo que significa la distribución de 78.000.000 de medicamentos a 15 millones de personas que no tenían acceso.

Ampliación de la cobertura del 40 al 70% en los medicamentos necesarios en las enfermedades crónica más frecuentes.

Plan "Nacer", brinda cobertura médica gratuita a todas las mujeres embarazadas y niños de hasta 6 años de edad que carezcan de la misma. Más de 1.500.000 niños, niñas y embarazadas se inscribieron en el Plan Nacer y se realizaron 21.000.000 de prestaciones médicas a través de este Plan.

Acceso gratuito a métodos anticonceptivos hormonales, dispositivos intrauterinos (DIU) y preservativos. A inicios del 2003 sólo 7 provincias contaban con programas de salud reproductiva. Hoy la totalidad de las provincias cuenta con algún programa de este tipo gracias a los insumos distribuidos desde el programa nacional de Salud Reproductiva.

Programa de Trazabilidad de Medicamentos para combatir la adulteración de remedios oncológicos y para el tratamiento de enfermedades como la hemofilia y el VIH-SIDA.  

Ley de Medicina Prepaga regulando las prestaciones para 4 millones y medio de usuarios. Las prepagas no podrán negar la afiliación a personas que padezcan enfermedades preexistentes o que cuenten con edad avanzada.

Centros Integradores Comunitarios (CIC) Se construyeron en todo el país 610 Centros Integradores Comunitarios urbanos y rurales para integrar los servicios y prestaciones sociales, de salud y el desarrollo de los planes sociales nacionales. Los CIC son motores para el desarrollo local, educadores populares y promueven y asisten en salud y problemáticas sociales.

Cancelación de la deuda con el FMI.

Salida del default con una quita del 70 %.

Récord de reservas en U$S 52.500 millones.

Programa federal de Desendeudamiento de las provincias.

Crecimiento económico sostenido.

Incremento sostenido de la recaudación fiscal.

Coparticipación del 30% de las retenciones a la soja.

Acuerdos y control de precios en artículos de primera necesidad.

Récord de crecimiento en la Industria Nacional.

Programa de financiamiento productivo del Bicentenario.

Préstamos a PyMEs por 6.700 millones de pesos.

Polos industriales: Pasaron de 80 en 2003 a 280 en 2010, con casi 8.000 empresas instaladas que emplean a 240.000 personas.

Sustitución de importaciones: En 2010 se importó casi 3.000 millones de dólares menos que en 2008 y el PBI aumentó 30.500 millones de dólares.

Estatización de la fábrica de aviones de Córdoba.

Reglamentacíón de la Ley de Bosques.

Generación de 5 millones de nuevos puestos de trabajo.

Restitución de las convenciones colectivas de trabajo para negociar salarios.

Reinstalación del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

Incremento del trabajo registrado: En el tercer trimestre del año 2003, el 49% de los trabajadores no estaban registrados en el sistema de la Seguridad Social. En 2011 ese porcentaje fue reducido al 20%, con lo que Argentina alcanzó el nivel de trabajo registrado más alto de su historia.

Ley de Movilidad Jubilatoria.  

Programa de inclusión provisional. Desde el 2003 a 2010, la cobertura previsional de la población en condiciones de jubilarse pasó de 3.185.000 a 5.585.000 de beneficiarios. En el 2003, las pensiones no contributivas eran aproximadamente 100 mil, hoy son 1 millón.

Eliminación del sistema de AFJP y creación del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Disminución de la pobreza del 44,3 % en 2004 al 8,3% en el primer semestre de 2011. El índice de indigencia se sitúa en el 2,4 por ciento, lo que implica que en siete años, salieron de la indigencia 10 millones de argentinos.

Asignación Universal por hijo para 3.700.000 beneficiarios. Consiste en una prestación monetaria no contributiva, de carácter mensual, que se abona a uno de los padres por cada menor de dieciocho (18) años que se encuentre a su cargo, o sin límite de edad cuando se trate de un discapacitado. Desde su inicio, aumentó en un 25% la matrícula de niños y jóvenes en escuelas públicas. Actualmente el monto es de 270 pesos para niños menores de 18 años y de 1080 pesos para chicos con discapacidad sin límite de edad.

Plan Nacional de seguridad alimentaria: Este complemento alimentario anual alcanza a 1.730.489 familias, que reciben la compensación mediante una tarjeta magnética, dejando atrás por primera vez las bolsas de alimentos. Además, a través de las huertas familiares comunitarias y escolares se llega a 3.500.000 de personas.

Promoción del Microcrédito para proyectos productivos alcanzando a 100 mil emprendedores, 1.512 organizaciones sociales y 26 Consorcios de Gestión con 5.500 asesores de crédito.

Programas de inclusión mediante la capacitación, el trabajo y el financiamiento productivo: 212.600 personas fueron incluidas en el Seguro de Capacitación y Empleo, 142.000 en el Programa Jóvenes con Más y Mejor, Trabajo, 150.000 en el Programa de Ingreso Social con Trabajo y el de inversión social a través de cooperativas que realizan pequeñas y medianas obras públicas de alto impacto comunitario. 416 familias y 2.015 personas de las localidades más pobres del país recibieron a través del Programa Mi Pueblo, financiamiento de proyectos productivos, equipamiento comunitario y mejoramiento del hábitat. Más de 1.000.000 de personas participaron de procesos de formación y entrenamiento para el trabajo o retomaron estudios formales.

Universalización de la pensión no contributiva para adultos mayores de 70 años que no reciben ningún tipo de beneficio de la previsión social ni otro tipo de ingreso y que habiten en hogares en situación de pobreza.

Construcción de 1.000 escuela entre 2003 y 2010. Un récord histórico para el país. Entre 1989 y 1999 se habían construido 7, y entre 2000 y 2002 ninguna.

Programa "Conectar Igualdad". Tres millones de netbooks para alumnos y docentes de escuelas medias de todo el país.

Ley de Financiamiento Educativo. En el 2002, Argentina destinaba el 5% de su PBI al pago de la deuda externa y el 2% a la educación. Hoy es al revés: destinamos más del 6 % del PBI a la educación y la cultura. En 2010, el presupuesto para Educación fue de 21.156 millones de pesos, mientras que para 2011 asciende a 29.287 millones, es decir, un 38 % más que el año anterior. Ley de Educación Nacional, que establece la enseñanza media obligatoria. Una medida necesaria para mejorar el nivel educativo de nuestros niños y adolescentes.

Programa Nacional de Inclusión Educativa: 100.000 niños y jóvenes volvieron a la escuela a través de las becas "Todos a Est udi ar" dirigida a jóvenes de entre 11 y 18 años y "Volver a la Escuela": dirigida a niños y jóvenes entre 6 y 14 años de todo el país.

Programa Nacional de Alfabetización. Desde 2004, se pusieron en marcha 23.000 centros de alfabetización donde 170.000 personas aprendieron a leer y escribir con el apoyo de 14.000 alfabetizadores.

Repatriación de 700 científicos a través del programa R@ICES .

Creación del Canal Encuentro.

Plan federal de viviendas: construcción de 800 mil (480 mil nuevas) para 3,8 millones de personas, mejorando la inclusión social y en apoyo a la expansión de la industria de la construcción. De ese modo la vivienda se constituye en una fuente intensiva de la creación de puestos de trabajo.

Servicios de agua potable y cloacas para 5 millones de personas. La inversión pública destinada a servir de cloacas y agua potable a la población, pasó de 3 millones en 2003 a 1400 millones en 2010. Saneamiento ambiental de cuencas comprometidas ambientalmente.

Cuenca Río Salí (Tucumán) y Cuenca Matanza Riachuelo (Provincia de Buenos Aires - Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Recuperación de Aerolíneas Argentinas. Desde su recuperación a manos del Estado Nacional, la empresa ingresó en la mayor red aérea mundial, Sky Team, luego de situarse entre las diez más seguras Argentina.

Creación de AYSA con una inversión de 18 mil millones de pesos en un plan a 12 años para dotar a la población de agua potable y cloacas, renovar y rehabilitar redes de agua, realizar desagües pluviales y cloacales y montar planteas de tratamiento de los líquidos antes de su devolución al río.

Recuperación del Correo Argentino.

Constitución del Sistema Satelital Argentino y creación de la Empresa de Soluciones Satelitales (AR-SAT).

Reconstrucción de 38.500 KM de la Red Vial Nacional . Se eliminaron las compensaciones que recibían los concesionarios viales permitiendo un ahorro al Estado Nacional de $ 325.000.000,- al año.

Finalización de la Autopista a Córdoba planeada en 1960.

Pavimentación de la Ruta 40, columna vertebral de nuestro país. Son 5000 km que conectan 11 provincias con 21 ríos, 20 Parques Nacionales y reservas naturales, integrando el país y potenciando sus posibilidades turísticas.

Recuperación de los ferrocarriles: Se recuperaron servicios ferroviarios de pasajeros olvidados hace 10 años. Se rehabilitaron 2.566 kilómetros de vía. Se reabrieron los talleres ferroviarios de La Plata (Buenos Aires) y Tafí Viejo (Tucumán).

Se inició la reconversión del Ferrocarril Belgrano Cargas reactivando los ramales ferroviarios ociosos.

Túnel de Aguas Negras, Eje del Corredor Bioceánico Coquimbo-Porto Alegre. Este paso será la conexión obligada de las regiones centrales de Chile, Argentina, Uruguay y el Sur de Brasil. Desde el puerto de Coquimbo se podrán exportar los productos del Mercosur y del resto del Cono Sur a la región de Asia-Pacifico.

Recuperación del Sistema Energético: Entre 2003 y 2010 se construyeron 2.480 kilómetros de líneas de 500 Kv, con las que el sistema energético incorporó 5 mil megavatios de potencia de generación eléctrica.

Gasoducto por el estrecho de Magallanes. Se trata de un gasoducto de 37 kilómetros que une Tierra del Fuego con Santa Cruz, y que eleva la capacidad de transporte de 11 a 18 millones de metros cúbicos diarios.

Ampliación de Gasoductos TGN y TGS por 5.8 millones de metros cúbicos diarios.

Reactivación de la mina de Río Turbio dando trabajo a 2.500 personas.

Construcción de la Central Termoeléctrica Río Turbio. Esta central termoeléctrica a Carbón, permitirá incorporar en el futuro 240 Megavatios.

Tarifas más baratas de Sudamérica en transporte, servicios y combustibles.

Reducción de miembros de la Corte Suprema y autolimitación presidencial para la designación de sus integrantes, terminando con la "mayoría automática" para avalar las decisiones del Ejecutivo. Mediante este mecanismo se nombró en la Corte a miembros de reconocido prestigio.

Adhesión a la convención sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y Lesa Humanidad. La adhesión a este convenio permitió la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, habilitando la reactivación de más de 600 causas de crímenes contra la humanidad durante el Proceso Militar.

Prevención y sanción de la trata de personas tipificando a la trata como delito federal y contemplando no solo la explotación sexual sino también las prácticas esclavistas, como los trabajos forzados y la reducción a la servidumbre; las privaciones de la libertad y la extracción ilegal de órganos.

Prohibición de uso de armas de fuego para contener la protesta social.

Reparación a los ex combatientes de Malvinas.

Aumento del 130% en las pensiones.

Incorporación como beneficiarios del PAMI a los veteranos y su grupo familiar.

Reglamentación de la Ley de Defensa que determina claramente como responsabilidad primaria de las Fuerzas Armadas la defensa de nuestra soberanía y la integración territorial ante agresiones militares estatales y la no intervención en cuestiones de seguridad interior.

Reformulación integral de la doctrina de Inteligencia Militar incorporando lineamientos y objetivos acordes al marco democrático e institucional.

Ampliación de la presencia en operaciones para el mantenimiento de la paz.

Creación de la UNASUR como un espacio de integración regional con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados.

Formar parte del UNASUR, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. Argentina en el Grupo de los 20 (G20). Este grupo fue creado en 1999 por los siete países más industrializados (G7), Rusia y once países recientemente industrializados de todas las regiones del mundo y la Unión Europea como bloque. Es un foro de cooperación y consultas entre los países en temas relacionados con el sistema financiero internacional. Impulso al Mercosur y acuerdo de integración comercial entre la Unión Europea y el Mercosur tras 6 años de negociaciones estancadas.

Apertura de más de 85 mercados para la carne y más de 50 mercados para lácteos.

Apertura del mercado de China.

Estrategia Marca País : A través de la Fundación Exportar , realización de actividades en estrecha relación con alrededor de 4.500 empresas y entidades argentinas que participaron en sus múltiples programas de promoción. SWAP con Brasil y China, para el desplazamiento del dólar como moneda de intercambio.

Matrimonio igualitario para personas de un mismo sexo.

Nuevo DNI: el nuevo DNI fabricado por el Estado Nacional con recursos humanos, tecnología y equipamiento 100 % nacionales demandó una inversión de 18 millones de dólares, contra los más de 1000 millones presupuestados en un proyecto anterior.

Nuevo Pasaporte: Desde el 9 de marzo de 2011 se entrega en el domicilio del titular, dentro de los 15 días de haberse tramitado en las oficinas digitales o Centros de Documentación Rápida de todo el país. A partir del 24 de agosto de 2011 se puso en funcionamiento un nuevo servicio express de entrega de pasaportes, que se confeccionan en 48 horas.

Nueva Ley Migratoria reemplazando la que regía desde la Dictadura.

Reforma política. Democratización y transparencia de la Representación Política mediante elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, y regulación del financiamiento de las campañas.

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (Ley de Medios) en reemplazo de la Ley que regía desde la Dictadura.

Televisión pública digital gratuita que ofrece televisión abierta con mejores prestaciones de imagen y audio sin interferencias ni distorsiones en pantalla.

Fútbol para todos recuperando el derecho de todos los argentinos a ver el fútbol en directo en la televisión abierta.

Apoyo a los artistas y el cine nacional.

Festejos del Bicentenario.

Reforma del Estatuto del Peón.

Fuente: Megafón.com.ar

Osvaldo Soriano entrevistó a Julio Cortázar






   A continuación, un reportaje realizado a Julio Cortázar, en París, por Osvaldo Soriano, en agosto de 1983, antes de emprender su visita al país. El encuentro se realizó en la etapa inmediatamente previa a las elecciones presidenciales del 30 de octubre de 1983 que consagraron al binomio de Raúl Alfonsín-Víctor Martínez, fórmula de la UCR, como conducción de la República luego de la dictadura asesina. El documento presenta a un Cortázar preocupado e interesado por una serie de cuestiones que valen la pena recordarlas y que son necesarias recuperarlas para la memoria histórica de nuestras luchas, exilios y desencuentros.
El trabajo de Osvaldo Soriano, con fotografías de Jean Luc Aublier, fue publicado en una revista emblemática de la resistencia cultural a la dictadura: Humor.
La portada reproducida más arriba –obra de Sergio Izquierdo Brown y Andrés Cascioli- es la que correspondió a la nota que reproducimos, en carácter de documento, donde muestra a los dos principales candidatos –Italo A. Luder y Raúl Alfonsín- dispuestos en la línea de partida como carrera de embolsados, fruto de los condicionantes que para el restablecimiento democrático había pergeñado la dictadura en derrotado retroceso, pero no por ello fácilmente vulnerable.
La dirección editorial de Andrés Cascioli había logrado convertirla, a la publicación, en una consistente propuesta editorial donde convergían camadas de dibujantes, artistas, escritores, políticos y columnistas que revitalizaban el estilo argentino de las “caras y caretas”, esquema de la parodia al autoritarismo con sus usos y costumbres y una vidriera insoslayable de quienes recuperaban las luces de la vida para los nuevos tiempos que se avecinaban.

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Osvaldo Soriano entrevistó a Julio Cortázar
Julio Cortázar anuncia que vendrá a la Argentina cuando haya asumido el gobierno constitucional. A los 69 años, el gran narrador que acaba de publicar Deshoras, un nuevo libro de relatos, está cada vez más cerca de América Latina, de la Nicaragua liberada y de una Argentina que busca recuperar la democracia destrozada. En esta entrevista realizada en París, Cortázar habla de su último libro, de sus pesadillas, de su juventud, del sandinismo y responde a las críticas que le fueron dirigidas por otros escritores argentinos en los últimos años. El exilio y el tan controvertido “genocidio cultural” son algunos de los temas que trata mientras se reivindica argentino, pero sobre todo continentalista, latinoamericano.
- En el relato Diario de un cuento, de tú último libro, Deshoras, hay un conmovedor homenaje a Adolfo Bioy Casares. ¿Cuál ha sido tú relación con él?
- Yo me había encontrado fugazmente con él en Buenos Aires, pero en aquella época, en 1947, yo no había publicado todavía Bestiario. Años más tarde él vino a París, y como era amigo de Aurora Bernárdez, la llamó y le dijo que tenía ganas de vernos. En ese momento ya me había leído, claro. Entonces vino a casa y me hizo unas fotos, porque Bioy es muy buen fotógrafo. Después, cuando yo fui a Buenos Aires, Marcelo Pichon Riiviere, que es amigo suyo, me dijo que Bioy quería verme. Fuimos a su casa y pasamos una hermosa noche en la que hablamos de vampiros todo el tiempo.
- Curiosamente, Bioy es un escritor del que no se habla mucho en la Argentina.
- Sí, y eso es lo que yo admiro en él. Se ha negado a toda promoción de tipo publicitario. Incluso cuando aquí en Francia se elogia mucho La invención de Morel, porque lo ven como una especie de modelo de relato fantástico, sé que Bioy no se entusiasma, no le gusta que hablen de él. Es un hombre muy secreto.
- Diario para un cuento, es, me parece, absolutamente autobiográfico. ¿Cuál es la parte de ficción en ese texto?
- Yo diría que lo autobiográfico se injerta en un texto que luego es pura invención.
- Pero, ¿vos no fuiste traductor público?
- Sí, yo fui traductor público nacional y lo más interesante del cuento es la parte autobiográfica porque tal como lo cuento en el Diario, entre la clientela que me dejó mi socio cuando se marchó de la oficina que teníamos en San Martín y Corrientes, me encontré con cuatro o cinco clientas que eran prostitutas del puerto aquietes él les traducía y escribía cartas en inglés y en francés. Entonces yo me encontré con ese problema. Recuerdo que él les cobraba cinco pesos, más por la forma que por el trabajo. Entonces, cuando yo heredé eso, me pareció que era cruel decirles que porque yo era el nuevo traductor no iba a hacer ese trabajo. Por otra parte era una experiencia psicológica interesante y durante un año les traduje cartas de los marineros que les escribían desde otros puertos. Fue entonces cuando me enteré de un crimen. Por supuesto que no sucedió como yo lo cuento en Diario, pero en un cambio de cartas había referencias a un veneno y a la eliminación de una mujer que molestaba a alguien.
- Pero el cuento tardó más de treinta años en tomar cuerpo y eso me llama la atención, porque parece un tema cantado para vos. ¿Por qué tardaste tanto en escribirlo?
- Tal vez la explicación está en el mismo cuento. Habría que analizarlo más profundamente, porque vos ves que mi problema ahí es que yo no consigo nunca atrapar el personaje de Anabel como hubiera querido y a lo largo del cuento es ella la que me va atrapando a mí, y con una visión muy negativa… Yo pensé mucho tiempo en aquel episodio: en esas noches en las que uno hace el recuento de su vida y surge la asociación de ideas, he pensado mucho en eso; sin embargo, nunca fue una incitación para escribir un cuento. Creo que yo estaba bloqueado desde el comienzo con ese tema.
- Es decir que cuando empezaste a escribir no tenías todavía el cuento armado.
- No. Allí no hay ningún montaje, la primera palabra fue escrita antes de la última, sin ningún tipo de artificio. Reflexionando me decía: “Me gustaría contra esto, ¿pero cómo hacerlo?” y tenía un problema técnico de ésos que ha veces se replantean y entonces, de golpe, me dije “a lo mejor lo que conviene es hacer es empezar escribiendo sobre cómo no puedo escribir el cuento… un tipo que lleva un diario”. De allí a la apelación a Bioy y todas las referencias marginales que van saliendo. En esos días yo estaba leyendo un libro de Derrida que iluminaba mi estado de ánimo en el momento de hablar de mi relación con Anabel. Pero cuando llegué a la mitad del Diario más o menos, ahí me di cuenta –y esa es la pequeña trampa del escritor- , que ya estaba escribiendo el cuento, que éste estaba contenido en el diario. Saltaba, iba y venía, me salía del cuento y volvía a hablar de mí en París, del tipo que escribe su diario, que ya está viejo. Entonces el cuento siguió sin problemas hasta el final.
- La historia ocurre el último año de tú estadía en Buenos Aires.
- No, un poquito antes. Esperá: yo me fui en el 51 y empecé a trabajar desde el 48 en la oficina ésa… Sí, debe haber sucedido en el 49 o 50 y ya pensaba en irme. Vos sabés que yo hice un primer viaje exploratorio a Europa en el 49; me vine por tres meses como turista. Estuve en París, en Italia y en Londres y volvía a Buenos Aires con una decisión prácticamente tomada, es decir quemar las naves, ver si el gobierno francés medaba una beca, que en ese tiempo se podían conseguir en la Argentina, y venirme para aquí. Gané una beca de literatura que daba la Sorbona, o el Ministerio de Educación, que era muy pobre y no alcanzaba para vivir, pero me permitía instalarme en la ciudad universitaria. Así estuve viviendo cinco meses en el pabellón argentino hasta que ya no pude más de estar rodeado de compatriotas que no hacían ningún esfuerzo por aprender una palabra de francés y se pasaban el día llorando y tomando mate. Yo no sabía si me iba a quedar del todo o no, pero decidí que ésa no era una manera de vivir en París y con la poca plata que tenía me conseguí una piecita en la rue d’Alessia y me instalé ahí.
-   Lo que me emocionó profundamente en ese cuento es la visión crítica, feroz a veces, para con el Cortázar de aquella época, incapaz de entender loque ocurría en la Argentina, sobre todo el fenómeno peronista.
- Tenés mucha razón. Por eso estoy contento de haber escrito este cuento, ya tan tarde en mi vida, porque eso me ha dado un espacio de autocrítica con la lucidez con que creo verme en ese cuento, digamos como ve Anabel,. Y yo era mi clase, todo el medio que yo frecuentaba y allí hay muchas referencias a eso. Aparece, por ejemplo, ese amigo mío, ese abogado, el doctor Hardy, que es el mismo de Las puertas del cielo; un tipo al que le gusta acercarse a los bajos fondos, a las milongas y los bailes pero como un antropólogo, un burgués que después vuelve a su casa a pegarse un baño y vivir su vida del otro lado. Bueno, éramos todos un poco así, y lo éramos en el plano político también. Es decir, mi capacidad de captar a Anabel en ese cuento, yo la extrapolaría ahora y te diría que era mi incapacidad para captar el panorama político argentino. Esa es la conclusión final que hay que sacar del cuento. Dicho esto, hay que agregar una cosa importante: mientras yo escribía este cuento jamás seme cruzó por la cabeza el asunto, es decir, nunca traté de simbolizar una cosa con la otra.
- Tampoco es una reivindicación lo que estaba pasando en el país, del peronismo, con el que vos seguís siendo muy crítico.
- En absoluto. Además, buena parte de las críticas  que yo hacía al peronismo de ese momento las sigo haciendo hoy  en 1983. Pero en cambio hay muchas otras cosas sobre las que he cambiado de opinión.
- Vos me dijiste una vez que ibas al Luna Park a ver boxeo con un libro de Víctor Hugo debajo del brazo.
- No sé si sería Víctor Hugo, porque Hugo ya se me había quedado un poco atrás, pero habré estado llevando en la mano uno de los autores que leíamos en la época, que podía ser por ejemplo Rilke o Höjderlin, porque leíamos mucho a los poetas alemanes. Es decir, era el joven esteta y estetizante que termina de leer Rilke y va a ver boxeo como otro espectáculo estético.
- Recuerdo que en Casa tomada lo que más lamenta el personaje es que “del otro lado” se hayan quedado sus libros franceses. Eso le importa más que los 25.000 pesos que perdió.
- Tenés razón. Son esas frases que uno escribe y son hasta proféticas. Después, retrospectivamente te das cuenta de lo que contenían esas frasecitas. Y es verdad; alguien me preguntó una vez cómo era mi biblioteca de joven, la que yo dejé en Buenos Aires cuando me vine a París. Esa biblioteca se componía, creo, de un sesenta por ciento de literatura francesa en lengua original, un veinte o treinta por ciento de literatura anglosajona, autores ingleses más que norteamericanos y el resto España y Argentina, algo de Italia… Pero no lo lamento: creo que esa especie de cosmopolitismo cultural que tuve desde el comienzo me ha sido infinitamente útil. Una parte de aquel famoso diálogo con José María Arguedas (y que no era una polémica entre él y yo ni mucho menos) venía de eso, de que yo no podía acptar el punto de vista exclusivamente telúrico y localista que valía para Arguedas, pero no para Julio Cortázar.
- Voy a hacer una digresión porque tengo ganas de saber, sino te molesta, quién era Paco, “que gustaba de mis cuentos”. A él le dedicaste Bestiario y luego aparece en uno de tus relatos posteriores.
- Está bien que me hagas la pregunta porque puede haber una confusión; hay dos Pacos. Uno, a quien yo le dediqué Las armas secretas, es Paco Porrúa; el otro murió en el año 42 y fue mi compañero de estudios. Hicimos los tres años de profesorado juntos. Era un muchacho al que yo quise muy profundamente y con el que me entendía muy bien. Formábamos un grupo de amigos muy pequeño y entre ellos había uno que sigue siendo muy conocido en la Argentina, que es Jorge D’Urbano. Paco fue mi mejor amigo y murió de manera muy cruel, de una enfermedad renal. Hay un cuento mío que se llama Ahí, pero dónde, cuándo y en él está Paco. Porque yo tengo eso, que a veces sueño con Paco, que está en un plano dado en el que lo veo como enesa época… Es lo que trato de decir en ese cuento, que es un balbuceo porque eso no se puede decir con palabras. Es una experiencia demasiado vertiginosa.
- ¿Qué fue de esos cuentos que le gustaban a Paco? ¿pùblicaste alguno?
- Hubo un cuento de toda esa serie que sobrevivió, los demás los destruí. Porque yo fui muy crítico en ese sentido, y me negué a publicar hasta más tarde. Mi primer libro sale en el año 51, cuando me vengo a Europa y yo tenía en ese momento 36 años. Pero un cuento quedó, que se llama Bruja. Sobrevivió porque le había gustado mucho a Arturo Cuadrado, que era un español exilado en la Argentina, muy simpático, que tenía una editorial que se llamaba Nova y dirigía la revista Cabalgata, donde yo hacía críticas de libros. Arturo vio ese cuento y me lo pidió. Yo lo releí y pensé que podía salvarse. Es un cuentito que está fuera de mis libros, pero yo lo reivindico de toda esa serie que le gustaba a Paco; tal vez fui un poco injusto en destruirlos, aunque no hubieran podido salvarse, pero yo ya estaba en pleno terreno fantástico y algunos –todavía me acuerdo del tema de los cuentos- eran muy fuertes en materia fantástica y eso lo fascinaba a él.
- ¿Tus primeros cuentos ya eran fantásticos?
- Sí, desde el comienzo. Hubo una novela, que también destruí, y que no tenía nada de fantástica. Eran como seiscientas páginas las escribí para hacerme la mano. Uno años más tarde decidí que no me gustaba y fue al fuego. Ahora me gustaría saber cómo escribía en esa época…
- Vos te cobrás unas cuantas deudas, incluso de tú infancia, en Deshoras. Basta leer Escuela de noche.
- Ese es un cuento que le va a hacer mal a muchos ex alumnos de esa escuela, que fueron moldeados por ella y conservan un sentimiento romántico de aquellos años. Afortunadamente los argentinos tenemos un lado sentimental que hay que mantener mientras no se vuelva histeria, como a veces ocurre hasta en la política. A muchos les va a doler, porque esa escuela normal es una escuela prócer de alguna manera. Pero yo la aguanté siete años en los que tuve más o menos cien profesores y sólo me acuerdo de dos. ¡Dos sobre cien! Es espantoso como ejemplo de la educación que se daba en esa escuela. Por cierto que me gusta citar a los dos que recuerdo con cariño. Uno fue don Arturo Marasso, que era profesor de literatura griega y española y me situó en el mundo de la mitología griega. Marasso me enseñó montones de cosas, y se dio cuenta de mi vocación literaria. En ese tiempo yo no tenía ni un centavo, y entonces él me hacía ir a su casa y me prestaba sus libros. Me hizo leer a Sófocles, me hizo leer bien a Homero, a Píndaro, me metió en el mundo griego y latino. El otro profesor que guardo un recuerdo conmovido fue Vicente Fatone, que daba filosofía. Fue profesor de teoría del conocimiento y de lógica. Nos exigía a fondo y nos hicimos muy amigos de él. Esa clase de profesores que un buen día podés ir a su casa y se crea una relación que duró muchos años. Fatone me metió en un mundo que me interesaba, pero que manejaba muy mal, el de la filosofía. Porque yo, de joven, pensé en seguir filosofía. Tenía la vocación. Con Marasso me había leído todos los diálogos de Platón y con Fatone me metí con Aristóteles. Entonces hice toda mi formación filosófica griega y luego pasé a la Edad Media. Trabajé mucho la filosofía.
- ¿Ya escribías en ese tiempo?
- Sí, escribía poesía y cuentitos, relatos, cosas así. Me di cuenta con bastante autocrítica de que no tenía una mentalidad filosófica. Me fascinaba porque la filosofía te mete en lo fantástico, en lo metafísico, pero no tenía un temperamento para avanzar o sistematizar en el campo filosófico y la abandoné como también dejé el ajedrez por las mismas razones.
- ¿De dónde viene ese horror de Escuela de noche?
- Es que, como te decía, no es que solamente la educación fuera mala sino que también había una tentativa, sistemática o no –al menos yo la sentí así- de ir deformando las mentalidades de los alumnos para encaminarlos a un terreno de conservadurismo, de nacionalismo, de defensa de los valores patrios; en una palabra, fabricación de pequeños fascistas, que es lo que cuenta Escuela de noche.
- Eso fue durante el gobierno de Uriburu
- Yo estuve en la escuela entre 1929 y 1935, así que estaba en el primer año de magisterio cuando el golpe de Uriburu y salimos a la calle todos as aplaudir la revolución; ¡la festejamos como la liberación del país! Imaginate, en mi familia eran todos conservadores y para nosotros Yrigoyen era una especie de crápula, así que Uriburu aparecía como un libertador. Después vino el gobierno de Justo y en la escuela normal  se hicieron tentativas a cargo de algunos profesores para meternos en asociaciones y brigadas que acompañaran a Justo. De modo que esa escuela fue para mí una tremenda estafa que me hizo mucho daño.
- Otro de los cuentos de Deshoras que me parece ejemplar es Segundo viaje, que es tú tercer relato con boxeadores después de Torito y La noche de Mantequilla. ¿Cómo nace la idea, por qué tanta insistencia con el tema del boxeo?
- Al principio no tuve nada que ver con el boxeo. Unos pocos días antes de que yo cayera gravemente enfermo en Aix-en-Provence, el año pasado, cuando tuve una hemorragia gástrica que casi me manda al otro lado, tuve una serie de pesadillas muy terribles. De una de ellas me desperté con una sensación de espanto y lo único que recuerdo es que en el sueño yo estaba en una especie de morgue y sobre una camilla había un cadáver desnudo de un hombre que daba la impresión de haberse autodestrozado; es decir, estaba torcido, vuelto hacia adentro y al mismo tiempo sacado hacia fuera, como si hubiera habido una lucha entre dos partes de sí mismo. Luego, a los tres días fui a parar al hospital por dos mese y ni volví a pensar en eso, pero en la convalecencia vi. la escena con toda nitidez, ya con una cierta distancia. Lo que no te puedo explicar es cómo se encadenó eso con la noción de un cuento y por qué elegí el boxeo.
- Podrías contarme algo de tus sueños, porque por lo que sé son recurrentes y han abierto el camino a no pocos de tus relatos. Además tenés la suerte de poder retenerlos, atrapar las imágenes que luego te van a servir.
- Los sueños son capitales en mi vida. Si hago la cuenta de los que dieron origen a mis cuentos deben ser muchos. Empezando por Casa tomada, que fue una pesadilla vivida y escribí el cuento la misma mañana después de haberla tenido. Hay algunos sueños que puedo recordar nítidamente al despertarme, otros trato de atraparlos y se van como una nube. Pero los más terribles me marcan de tal manera que aun en este momento en que te estoy hablando veo esa imagen que luego será Ciclón Molina en Segundo viaje; estoy viendo mi pesadilla como si hubiera estado ayer en la morgue viendo un cadáver. También tengo sueños alegres, por supuesto, pero nunca he escrito un cuento con ellos. O sueños anodinos, o divertidos. Fijate, yo tengo sueños en los que hago juegos de palabras, pero eso es deformación profesional del escritor  y cuando me despierto y me acuerdo del sueño me río mucho porque descubro que son anagramas que esconden otra frase y yo descubro la clave. Algunos son muy tontos. Por ejemplo, en una época en que yo sufría un problema afectivo, de separación, tenía un osito de felpa que era un símbolo entre nosotros, y lo perdí; se fue con ella, y yo me acordaba de ese juguete con cariño. Una noche con ese osito y alguien me decía que se llamaba Lemío, nombre que yo jamás, ni la mujer en cuestión, le habíamos dado. Cuando me desperté, como ya sé analizar mis juegos de palabras, me di cuenta que era completamente estúpido, pues se trataba de la canción napolitana, “O sole mio”, “Oso-lemio”…
- ¿La curiosidad no te llevó nunca a analizarte?
- No, nunca fui a un sicoanalista. Siempre me rehusé, incluso en la Argentina en esa época en la que el país se dividía –como creo que está hoy- en cincuenta por ciento de analistas y cincuenta por ciento de analizados. No, era una especie de análisis barato que yo hacía por mi cuenta. Además me leí todas las obras de Freud y las técnicas que él cuenta para interpretar los sueños me ayudaron a descifrar no sólo los míos, sino también mis actos fallidos. Por ejemplo, cuando me olvido de una palabra, o un nombre. Eso nunca es gratuito y es muy interesante hacer el trabajo con uno mismo. Yo he descubierto así cosas muy curiosas. Si la entrevista no se te hace muy larga te lo cuento. Yo de muchacho tenía una memoria extraordinaria, que he perdido. Por ejemplo, cuando iba al cine, durante muchos años me acordaba de los nombres de los actores y las actrices, pero también me acordaba de los nombres que tenían los personajes. Entonces, cuando se me bloqueaba un nombre, yo me daba cuenta de que algo ahí no andaba. Una vez una película con una actriz que tenía cierta fama en la época, que se llamaba Wendy Barrie. Bueno, vuelvo a casa y a la noche me doy cuenta de que no me acuerdo el nombre de la actriz. Me dormí sin recordarlo y a la mañana siguiente empecé a buscar, a repasar el nombre de los otros actores, me empecinaba, me dejaba llevar, hasta que al fin salió: Wendy Barrie. Pero eso era sólo la primera etapa. La segunda es por qué lo olvidé. ¿Por qué?. Mirá si no son sutiles los sueños: lo olvidé porque yo me acababa de pelear con una muchacha que me había dicho “lo que pasa es que vos no querés llegar a ser adulto, vos querés ser Peter Pan”. ¿Te acordás de Peter Pan, el niño que no quería crecer? Ella lo usó como símbolo.  Ahí está la explicación: en  la segunda parte, Peter Pan se llama Wendy y el autor de Peter Pan es sir James Barrie; ya ves, Wendy Barrie. ¡Estaba todo ahí!
- ¿Qué te parece si pasamos a la política? Todos conocen tu compromiso con las revoluciones latinoamericanas, con Cuba y especialmente con Nicaragua. Más que un observador vos has querido ser protagonista de esas revoluciones.
- Sí, en la medida en que puedo soy un participante intelectual con la única arma que tengo, que es mi capacidad de escritura, para darle a la revolución esos elementos de información por un lado y de comunicación hacia el exterior por el otro, que tanta falta le hace frente a las distorsiones, mentiras y calumnias. En este momento me interesa de manera especial la revolución nicaragüense porque la cubana ya es mayor de edad, ya es grandecita y sigue su camino, aunque en la medida de mis posibilidades sigo colaborando. En el caso de Nicaragua se trata de una revolución niña y que está muy amenazada. Como sabés, mi participación es apasionada y yo te diría, incluso, dramática porque tengo plena conciencia del peligro y la fragilidad que hay en esa tentativa tan rodeada de enemigos.
- Pero en estos años supongo que habrás sufrido quizá algunas decepciones, que habrás mirado de manera crítica lo que pasó en Cuba, por ejemplo. ¿Crees que Nicaragua está al amparo de los errores cubanos?
- Claro que tuve decepciones. Y los errores son tan repetibles como los acierto en este campo, de manera que hay que estar muy vigilante. Yo cuento con una larga experiencia en lo que toca a la revolución cubana y eso me permite muchas veces en Nicaragua, cuando me parece observara detalles criticables, adelantarme a señalarlos. En eso tengo la ventaja, con respecto a Cuba, de estar muy cerca de la mayoría de los dirigentes de Nicaragua, que me tienen confianza y afecto porque saben que mi solidaridad es total. Una solidaridad crítica, claro, de manera que cuando yo tengo una charla con Ernesto Cardenal, o con Miguel D’Escoto o con Tomás Borge, o Daniel Ortega o Sergio Ramírez, con mucha frecuencia surgen temas y cuestiones en los que tengo que decir las cosas que no me parecen bien y a ellos les toca escuchar o no esas palabras. Hasta ahora sé que las escuchan porque son sensibles y se dan cuenta que están luchando con una enorme desventaja en muchos planos y que sólo a fuerza de intensidad mental se va a poder salir adelante. El problema en Nicaragua es que no hay un minuto que perder. Por ejemplo, me dio una gran alegría leer hace pocos días que Tomás Borge, que es ministro del Interior, reconoce que cometieron errores considerables con los indios miskitos por no haber hecho un trabajo preparatorio de conocimiento étnico de su mentalidad. La ingenuidad revolucionaria, que es tan frecuente en nuestros países –y es bueno que así sea-, le da al hombre una hermosa seguridad. Siente que tiene la verdad en la mano y la quiere comunicar. Lo que pasa es que la comunicación no siempre es fácil cuando se hace en contextos azararosos y difíciles. Entonces los nicaragüenses saben ahora que fue una tontería que al otro día de la revolución se fueran a buscar a los miskitos diciéndoles: “hermanos, ahora ustedes son libres y esto es el sandinismo”, y no intentaran previamente documentarse sobre la mentalidad de los miskitos que les siguen llamando españoles a los nicaragüenses del Pacífico. Eso yo lo observé y siempre que pude hice críticas, como las he hecho en el plano de la educación y de las artes, por ejemplo. Además, llevo adelante un combate en Cuba y en Nicaragua contra el machismo latinoamericano que le hace un mal tremendo a cualquier revolución en América latina. Y como sucede en esa clase de actitudes, los machistas no se dan cuenta que son machistas y cuentan muchas veces con la decidida colaboración de las mujeres.  Bueno, aprovechando la infancia de la revolución nicaragüense, y la experiencia previa de Cuba, que cometió tantos errores (aunque ahora está trabajando en el buen sentido), a mí me parece que es mi deber, y de todos los que vean las cosas así, llevarlos a reflexionar sobre el problema de ese machismo tradicional, que es conservador y no tiene nada de revolucionario.
- En cuanto a la cuestión de las libertades, ¿cuál es tú opinión? Porque el problema es serio en Cuba y ahora empieza a criticarse en Nicaragua en el sentido que habría una restricción de las libertades públicas.
- Doy un paso atrás y te diré que el problema viene en este momento en Nicaragua del hecho, que a mí me conmueve, de que el sandinismo triunfante manifestó de entrada su voluntad de mantener un pluralismo político y una economía mixta donde la actividad privada pudiera seguir desarrollándose, ya sea por razones de vocación, de temperamento o de conveniencia. La gente elige una manera u otra de participar en la economía del país. Hubiera sido fácil, cuando tomaron el poder, eliminar para siempre la noción de pluralismo político; sin embargo los sandinistas dijeron y siguen proclamándolo, que respetarán la economía mixta y el pluralismo político. Aprovechando esas garantías, una gran cantidad de gente está hoy favoreciendo la ofensiva exterior contra la revolución. Porque no son sandinistas, o porque no están identificados con la revolución, utilizan todos los procedimientos para ponerle trabas al proceso partiendo del principio de que, según ellos, el sandinismo desemboca inevitablemente en el marxismo. Eso está lejos de estar probado, pero es un campo de reflexión que ellos defienden y automáticamente se colocan en una posición liberal que los alía sistemáticamente con el interés norteamericano.
- ¿Vos crees que el sandinismo es, en realidad, una revolución?
- Yo me he planteado la cuestión muchas veces en Nicaragua. Una revolución es la sustitución total, dentro de la historia, del capitalismo por el socialismo, sin grados intermediarios. Lo que yo veo en el sandinismo, en cambio, es un movimiento de liberación. El país fue liberado de Somoza, pero de allí a pasar a la noción de revolución total hay un paso que el sandinismo no quiso dar, y yo creo que hizo muy bien porque si lo hubiera hecho desde el primer día tal vez ya no hubiera Nicaragua. Ahora bien, la noción de revolución no es estática ni responde a un molde. Los procesos tienen que ser completamente distintos según la constitución social de cada país. El proceso boliviano, por ejemplo, no puede ser como el cubano, ni éste como el nicaragüense. Es lo que gente se obstina en no querer ver: en nuestros países no se pueden quemar etapas, no se pueden modificar las estructuras a fondo si las estructuras no están dadas.
- ¿Tenés información sobre ayuda de la dictadura militar argentina, después de la guerra de Malvinas, a los contrarrevolucionarios que operan desde Honduras?
- Mis fuentes son nicaragüenses. Allí {i se supo, antes de la guerra de Malvinas, que había unos cincuenta militares argentinos adiestrando a los contrarrevolucionarios somocistas. Cuando la guerra de las Malvinas, se dijo allí que los argentinos habían retirado los asesores, pero en Nicaragua se dice ahora que los asesores, si no los mismos, quizá otros, están de vuelta. Además está el caso de ese barco, el Río Calingasta, que ha llevado armas a Honduras pocos meses después de la definición de Nicaragua a favor de la Argentina por Malvinas.
- Cuando leí Deshoras te hice la observación de que de los ocho cuentos, seis ocurren en la Argentina, uno no tiene lugar físico identificable y no hay ninguno que pase en Francia. ¿No te sugiere nada eso?
- No, pero ahora que me lo decís y que el libro se ha publicado, supongo que eso responde a impulsos inconcientes muy fuertes, porque no puede ser gratuito que yo haya escrito en estos últimos dos años esta serie de cuentos de los cuales haya tantos que están muy centrados en la Argentina. Vos sabés que a mí nadie me saca de la Argentina: mi cuerpo se habrá ido de allá por razones equis que se podrían discutir y analizar, pero yo no me fui nunca de la Argentina. Ese es un detalle que a veces la gente no ve lo suficiente. Treinta y tres años en Europa, en un país con el que estoy identificado y en el que me siento muy bien, y sin embargo he seguido escribiendo en español, en español latinoamericano, y en un español muy argentino cada vez que el tema lo permite. Si eso no es una prueba de que yo no me he ido de la Argentina, quisiera que me dieran una prueba mejor. Ahora bien, yo siempre dije que soy continentalista, y me siento bien en cualquier país latinoamericano donde me permitan estar, porque no tengo esa noción, tan criticable, de nacionalismo, de argentinismo, de cubanismo, o lo que sea, que a mí me parece detestable porque es la fuente de nuestra peores desgracias, de nuestra balcanización, de nuestra colonización económica y en gran medida cultural por los Estados Unidos. Nos han dividido para reinar. América latina tiene una fuerza en la que no siempre se piensa, que es la lengua común, esa cosa maravillosa de que más de veinte países hablen español.
- Está por aparecer en España y Francia tú último libro escrito en colaboración con tu mujer, Carol Dunlop, poco antes de su muerte. ¿Querés hablarme de ese libro?
- Es un libro que hicimos en el curso de un viaje por la autopista del sur, entre París y Marsella. Una loca aventura que consistió en que Carol y yo, utilizando un camioncito que era como una casa, hiciéramos un viaje en el que no podíamos abandonar nunca la autopista. Establecimos una regla de juego que no nos permitía detenernos en más de dos descansos por día. En los primeros capítulos del libro se explica lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer y eso lo cumplimos rigurosamente. Por ejemplo, podíamos utilizar todo lo que nos diera la autopista: un hotel, si lo había, nos serviría para ducharnos y dormir en una verdadera cama. Si no lo había, nos lavábamos en la canilla o dentro de la camioneta. No podíamos avanzar más de dos descansos por jornada, así que en el primero no había sombra, o no nos gustaba, seguíamos al otro, pero si éste no era mejor estábamos obligados a quedarnos allí. Nos llevábamos para el viaje los víveres, las máquinas de escribir, libros, cassettes de música, y una radio. Era la época de la guerra de Las Malvinas y en el libro se habla mucho de eso. Pero cada uno elegía su tema, muchas veces inspirado en lo que ocurría en la autopista. Así se fue compilando un libro al cual se agregaron una enorme cantidad de fotos que tomó Carol y dibujos imaginarios que luego hizo su hijo. El libro fue escrito en francés por Carol y en español por mí y nuestro plan era traducirnos mutuamente. Yo pude hacer la traducción de ella pero ella no pudo hacer la mía. El viaje empezó el 23 de mayo del año pasado, hasta julio. Luego volvimos a París y nos fuimos a Nicaragua. Allí fue donde Carol se enfermó.
- ¿Todos los textos hacen referencia al viaje?
- No, muchos tienen que ver con nuestra relación personal, con ese estado de enorme felicidad que tuvimos viviendo de manera totalmente anónima durante más de un mes. Yo soy un gran lector de libros de viajes, de Julio Verne a los exploradores polares y africanos, y quisimos hacer un libro que fuera no una parodia pero un poco como una imitación de esas grandes exploraciones científicas. Hasta llevamos una brújula para orientarnos en los paradores… Es un libro de amor, de contacto de una pareja que es feliz en esa aventura y la goza en su plenitud.
- Uno de tus libros había sido censurado o prohibido en la Argentina antes de la apertura de estos últimos meses, ¿verdad?
- Sí, Alguien que anda por ahí, donde estaba escrito ese cuento que se llama Segunda vez y también Apocalipsis de Solentiname, que les molestaba mucho.
- En 1973, en un reportaje que te hice en Mendoza cuando volviste al país por última vez, vos decías: La Argentina es el país de los regresos; tenemos una experiencia en ese sentido. Esos regresos vienen a veces en forma de cenizas y a veces en personas de carne y hueso (te referís, sin duda, a Gardel y Perón); yo no quiero ser asimilado a ese tipo de regreso histórico”. ¿Podes ampliar eso a la luz del regreso de muchos exilados a fines de 1983? ¿Cómo ves tú propio regreso, si es que tenés la intención de volver al país?
- Lo veo con una gran alegría, porque las circunstancias actuales permiten suponer, hasta este instante en el que estamos hablando, que ese regreso es posible y hasta puede tener elementos positivos, pues será el reencuentro entre gente que se quiere, que es de la misma sangre nacional, por decirlo de algún modo. Veo mi propio regreso con optimismo y deseo hacerlo; espero que las circunstancias me permitan materializarlo como ha sido tu caso y el de muchos otros. En primer lugar es un regreso perfectamente legítimo, si alguien tiene derecho a regresar somos nosotros. No estoy reivindicando un derecho especial, en absoluto, pero la mayoría de nosotros hemos estado obligadamente afuera, en mi caso en los últimos años. Para mí ha sido un doble exilio: personal y cultural. El personal me ha dolido mucho menos que el cultural, yo insisto en eso, porque el exilio personal es mi problema, mi propio sufrimiento, mi propio punto de vista frente a eso y yo lo manejo en el plano privado: a nadie voy a ir a participarle de conflictos que son exclusivamente individuales. Pero en cambio, en el exilio cultural, tanto el mío como el de centenares o millares de argentinos llenos de talento, de capacidad de trabajo y de ansias de hacer cosas, que han tenido que huir porque tenían una pistola apuntada a la espalda o poco menos, ese exilio cultural es el que más me ha dolido. No sé si fui yo quien lanzó la noción de exilio cultural, no importa; lo que interesa saber –y hace unos años que yo vengo hablando de eso-, que ese exilio cultural de allá, de adentro, de millones de argentinos que no nos podían leer, y para mí ese exilio sigue siendo el más doloroso de todos. El hecho de haber seguido mi trabajo aquí, pero siempre encaminado a América latina y muchas veces a la Argentina en particular, y que ese trabajo se viera detenido en la frontera por la bota militar, es el símbolo más aterrador de este exilio que hemos sufrido.
- Sabrás que a vos se te ha atacado bastante en la Argentina, sobre todo cuando dijiste que en el país se estaba cometiendo un “genocidio cultural”. Estas apreciaciones tuyas le molestaron a mucha gente y todavía existe un cierto resentimiento. Personalmente pienso que, expresada así tu idea tiende a generalizar y perdés de vista muchos esfuerzos que se hicieron allá para enfrentar, o para defenderse de la ofensiva militar. En Buenos Aires te van a asaltar con preguntas y cuestionamientos.
- Sin duda. Entonces tratemos de ponernos de acuerdo con eso. Como en todas las expresiones muy sintéticas –“genocidio cultural” son dos palabras-, hay siempre peligro de malentendido. Es evidente que eso puede comportarme una noción exagerada visto desde la Argentina. Cualquier escritor argentino que, con las posibilidades al alcance de su mano, haya seguido su trabajo dentro del país puede pensar que algunos exilados –yo, en este caso- nos damos demasiada importancia. Es decir que el hecho de que nosotros no hayamos estado en la Argentina significaba una especie de muerte de la cultura. Eso desde mi punto de vista es totalmente falso. Yo no quise decir eso, de ninguna manera, pero al mismo tiempo mantengo el punto de vista en el valor simbólico que tiene la expresión, porque creo que ha habido un genocidio cultural en las dos puntas; es decir, nosotros que estando afuera  no podíamos devolver nuestra cultura a la Argentina y quedábamos frustrados, aislados y separados, y luego los impedimentos bien conocidos a que se han enfrentado os escritores argentinos que han querido decir lisa y llanamente la verdad en estos últimos años y que no han podido decirla, o han podido decirla muy entre líneas, o se han llamado a silencio, o han diversificado sus actividades. Es evidente que frente al panorama cultural que había antes de los golpes militares, cuando todo el mundo se expresaba en el país en un sentido o en el otro, la Junta ha hecho todo lo que se ha podido para sofocar la cultura en el interior. Además de mandarnos a nosotros afuera y eliminarnos de esa manera. De modo que no es a una sola punta esa noción de genocidio cultural. Yo la tomo en un sentido muy amplio, y evidentemente la palabra genocidio –y eso es bueno decirlo- es exagerada, pues se emplea cuando se habla de la destrucción de todo un pueblo, y en este caso la cultura argentina no está destruida ni mucho menos. Pero que se ha visto profunda y penosamente impedida durante años, es un hecho y estamos pagándolo muy caro. Claro, nosotros somos gente de literatura y pensamos en la creación literaria y artística, pero hay que pensar también en el plano científico, lo que implica la expulsión violenta de centenares de científicos que se han ido por su cuenta o por cuenta de la Junta Militar y que están en estos momentos vertiendo su capacidad de trabajo en laboratorios de Suecia, de Inglaterra y de España. Sabemos muy bien a qué niveles cayó la Universidad, la investigación científica, los hospitales, la enseñanza. Entonces que se me disculpe la expresión “genocidio cultural”, pero refleja un sentimiento muy doloroso mío en el cual sigo creyendo.
- También dijiste en alguna oportunidad, y eso despertó más polémica, que te considerabas un exilado. ¿Podrías decir que ese exilio del que te consideras parte, ha terminado?
- Yo lo espero de todo corazón, porque mi condición de exilado se dio a partir de la catástrofe que siguió a la presidencia interrumpida de Cámpora y todo lo que vino después. Además, todos mis amigos saben que cuando fui la última vez y me quedé tres meses, antes de que Cámpora ganara las elecciones, estuve en contacto con el ala izquierda del peronismo porque encontraba que allí había un montón de gente inteligente, trabajadora, con ideas, que podía incluso iniciar un proyecto ideológico que aún falta en la Argentina. Cuando me marché del país les dije a mis amigos que me habían ido a despedir a Ezeiza, que regresaría en el mes de setiembre para quedarme un tiempo largo en la Argentina, estar allí y trabajar con ellos. Naturalmente los hechos posteriores y las Tres A me cerraron el camino. La Triple A me hizo llegar a París un desafío que volviera. Y como ya lo he dicho muchas veces, tengo buena fama de loco pero no de idiota, de manera que hubiera sido estúpido ir a que me vaciaran una pistola en el estómago, cosa que hubieran hecho inmediatamente.
- ¿Cómo ves ahora tu viaje a la Argentina donde hay tanta gente, sobre todo los jóvenes, que tienen ganas de verte, de preguntarte cosas porque te leen y estudian tu obra?
- Eso va a ser muy hermoso. Ya lo he comprobado en los viajes anteriores cuando me iba encontrando con las nuevas generaciones, con jovencitos llenos de entusiasmo por las ideas, la literatura, los sueños y una vida mejor. Me imagino, porque ya lo viví, las conversaciones en las calles, los cafés, en casas de amigos, en los centros culturales. Tengo esa sensación maravillada, mezclada con un poco de miedo frente a la posible invasión, porque naturalmente voy a quedar mal con todo el mundo ya que no podré contestar todas las preguntas, ni ver a todo el mundo, ni estar en todos los lugares, ni hacer todo lo que me pedirán tal vez que haga. Pero, frente a este viaje, no tengo una sensación de regreso, sino simplemente la alegría de saber que voy a poder entrar al país sin dificultades de tipo personal y volver a tomar contacto con lo que ha sido mi mundo en mi juventud y en el comienzo de mi madurez.
Osvaldo Soriano

Fuente: HumoR, N° 113, setiembre de 1983, editado por Ediciones de la Urraca S.A, Buenos Aires, Argentina.