lunes, 27 de febrero de 2012

Debates y Combates


Debates y Combates es una publicación cuatrimestral bajo la dirección de Ernesto Laclau. Editada en Buenos Aires con el respaldo de Abuelas de la Paz y la Universidad Nacional de San Martín, contando con la distribución del Fondo de Cultura Económica.

Es un hecho sumamente auspicioso el disponer de un espacio de elaboración teórica de los nuevos procesos que se suceden en el país y en la región, con acceso masivo.

El primer número, aparecido en noviembre pasado, presenta una sucesión de interesantes artículos. La presentación, a cargo de Ernesto Laclau y Paula Biglieri, la co-directora, que reproducimos más abajo.

Sobresalen, además, la mirada sobre La política democrática en la época de la postpolítica por Chantal Mouffe. Como así El enfoque discursivo de la política desarrollado por la investigadora del Conicet, Paula Biglieri.

Mercedes Marcó del Pont aporta su visión ante La crisis internacional y el abanico de políticas: los desafíos de las economías emergentes. Sobresale, también, el disparador artículo de Eduardo Rinesi sobre Notas para una caracterización del kirchnerismo.

Valoramos el ejercicio de la vieja usanza de convertir en negro sobre blanco la construcción y debate de ideas. Y la envergadura que cobra en etapas de reformulaciones, agotamiento de modelos y delineamientos de parámetros de futuro. El que existan, vitales y plenos, ámbitos de debates y combates. Recordamos que, en la década del '90, en una actividad encauzada por José Pablo Feinmann, invitaba a pensar desde éste lugar en el mundo. Apelando a nuestras tradiciones y culturas. De nuestras experiencias exitosas o frustrantes. Recurrir a las postulaciones de pensadores de otras latitudes como un requisito necesario para aspirar a la construcción de un pensamiento crítico y positivo para nuestras demandas, al menos con el etiquetado: hecho en América Latina.

Precisamente, la vitalidad de las expresiones sociales, económicas, políticas de esta parte del mundo implican, también, una necesaria activación de los canales de prácticas y pensamientos. Nuestro país, viene articulando un movimiento de ideas interesantísimo del cual. cada vez más, se parcelan porciones de empendimientos en diferentes nucleamientos que iremos comentando en sucesivos post. Articulación que no debiera quedar apartada de expresiones de la región. El intercambio necesario, como así la información de los nuevos emprendimientos, formulan una auspiciosa batalla cultural.


Presentación
Por Ernesto Laclau y Paula Biglieri

"Debates y Combates comienza a publicarse en una coyuntura muy precisa y respondiendo a las exigencias de la misma. Desde el punto de vista político, intenta intervenir y echar luz sobre los cambios que América Latina ha experimentado en la última década con la instalación de regímenes nacional-populares en Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador y Argentina. Esta transformación ha operado en una multiplicidad de direcciones. En primer término, estamos asistiendo a la desintegración del consenso de Washington, que presidió la política neoliberal de los años 90. A través del debilitamiento de los lazos que unían a nuestros países con los organismos financieros internacionales, de los progresos en la integración continental, y de una serie de medidas económicas tendientes a la redistribución de la riqueza, nuestros pueblos parecen haber entrado más firmemente que en cualquier otro período de nuestra historia en la ruta del progreso social. Pero, en segundo término, estos cambios no hubieran sido posibles sin una considerable ampliación de la esfera pública, resultante de la incorporación al proceso político y a la gestión social de numerosos sectores que habían estado tradicionalmente excluidos de ella. Podemos decir que América Latina está más cerca que nunca de realizar el ideal de una auténtica democracia participativa. Y, en tercer término, todos estos cambios se dan en el marco de regímenes democráticos claramente afianzados y del respeto a los derechos humanos. El pasado dictatorial de los años 1960-1980 está definitivamente perimido. Debates y Combates se propone analizar minuciosamente los diversos aspectos de esta transformación epocal. Un segundo objetivo de nuestro proyecto es promover la crítica cultural en la dirección del afianzamiento de una genuina cultura latinoamericana. Recuperar y reformular la tradición es algo que consideramos como el complemento absolutamente necesario de la toma de posición política. Esta toma de posición sólo es posible si se logra comprender la realidad actual, interpretarla teniendo en consideración los sucesos del pasado, construyendo memoria y también sosteniendo una dirección que marque nuevos rumbos. Es necesaria una mirada crítica hacia las narraciones hegemónicas, simplistas o “naturalmente” establecidas, un pensamiento reflexivo que permita el desocultamiento y la reconstrucción de discursos más propicios a los intereses comunes. Pero nuestros objetivos sólo estarán completos si tenemos presente que además de intentar presentar alternativas a las formas de pensamiento existentes –capaces de promover cambios en nuestra comunidad- al mismo tiempo reconocemos nuestra implicación y permitimos que lo social nos atraviese y transforme. Ya sea mediante el juego de crítica y autocrítica del pensamiento y acción política, generando la posibilidad de crear nuevas formas de cultura, prácticas sociales alternativas, nuevos modos de comunicación, como también nuevos conceptos para crear nuevas realidades. Nuestra revista impulsará y acogerá con entusiasmo en sus páginas todas las contribuciones relativas a la historia cultural latinoamericana en sus distintos aspectos –literarios, artísticos o teóricos-.
Finalmente, Debates y Combates aspira a ser un foro de discusión teórica. El pensamiento filosófico ha experimentado una transformación radical en los últimos cien años, que abarca todos los aspectos de la reflexión teórica, desde la economía y la teoría social y política hasta la lingüística, la retórica y el psicoanálisis. Podemos decir que la reflexión teórico-filosófica de comienzos del siglo XX se había iniciado con tres ilusiones de inmediatez, de acceso inmediato a las cosas mismas. Ellas fueron el referente, el fenómeno y el signo, y dieron lugar a tres tradiciones fundamentales: la filosofía analítica, la fenomenología y el estructuralismo. La historia de estas tres tradiciones es notablemente paralela: en cierto punto, la ilusión de inmediatez se disipa, y es necesario pasar a afirmar la centralidad ontológica de un tipo u otro de mediación discursiva. Es lo que ocurre en la filosofía analítica a partir de las Investigaciones Filosóficas de Wittgenstein; en la fenomenología, a través de la analítica existencial de Heidegger; y finalmente, en la crítica posestructuralista del signo. Es necesario señalar que una transición similar ha tenido lugar en el campo del pensamiento político. Para referirnos tan sólo a la tradición marxista, baste señalar la transición que se da desde el existencialismo clasista de la Segunda Internacional, sólo en parte interrumpido por el intervalo leninista, a la reflexión de Gramsci, que introduce todo un nuevo arsenal conceptual –hegemonía, bloque histórico, guerra de posición, voluntad colectiva- que cambia enteramente el terreno ontológico de la reflexión política. Y en nuestras sociedades globalizadas, esta dirección analítica ha avanzado en las diversas escuelas que, de un modo general, podríamos calificar como posmarxistas.

Debates y Combates intenta promover este intercambio teórico que cree el marco para una rica intertextualidad en a que diversos proyectos intelectuales y políticos puedan inscribirse. Todos aquellos que se sientan interpelados por las líneas generales de nuestro enfoque están invitados a colaborar con él".

Siempre es tiempo de cambiar



Suele ocurrir que, en la medida que se acumulen años, la posibilidad de experimentar lo realizado tiende a ser cada vez más real. No es igual transitar un espacio de tiempo reducido donde el hacer o intervenir en situaciones, naturalmente, es menor. O sea, que si quisiéramos parafrasear el teorema de Baglini, aplicándolo a la gestión, podríamos decir: cuanto más tiempo de gestión disponga, muchísimo más partícipe resultará de los aciertos, desaciertos, errores u omisiones cometidos. Más difícil, asimismo, resultará identificarlos con el pasado, dado el tiempo transcurrido. Y, a su vez, más demandante se presentará el futuro.

Ese punto en la travesía marca un quiebre. El de la imposibilidad de apelar al pasado para justificar, cuando el mismo ya forma parte del presente de quien no quizo, no supo o no pudo –recurriendo al convite de Horacio Verbitsky en un reportaje a Raúl Alfonsín- monitorear y reencauzar, a tiempo, procesos que son sostenidos en la diversidad. No en el quietismo, la obsecuencia y la abulia.

En tal sentido, el gobierno de la presidenta compañera Cristina consideramos que se encuentra en un punto vital para la marcha del modelo. Y es el de revitalizarlo y aggiornarlo. De hacer, como suele llamarlo, una apropiada “sintonía fina”. Un elemento que adquiere importancia es quiénes serán los tripulantes de la embarcación. Suele haber un natural proceso de desgaste. Como de cierta “nomenklatura”. Un jefe que tenía llamaba a esa instancia de “burocratización”. Por eso alentaba un constante reflorecer de desafíos. Ello no descarta a los sabios de la tribu. Pero son los menos y también están expuestos a la sensatez y viabilidad de sus consejos. Nada es inmutable. Por el contrario, toda actúa en movimiento.

Si se repara en los últimos casi noventa días. Desde la asunción de su segundo mandato. Han ido surgiendo una serie de señales que debieran ser atendidas claramente. Entre ellas, la que se presentó a finales de diciembre, hasta bien entrado enero, sobre la salud de la compañera.

Produjo la desolación de quedar sujeto el proceso a los devenires naturales. Ello sin haberse parapetado la experiencia iniciada en el 2003, tanto con instancias institucionales, organizacionales o personales. Dejar una experiencia sujeta a la suerte o verdad del vértice de la pirámide, con los vaivenes propios de toda situación humana, convierte a la sustentabilidad política del proyecto en vulnerable.

Ello en tanto se considere a lo transcurrido como un diseño de país inclusivo, autónomo, desarrollado y democrático mirando al futuro. Si, por el contrario, es una experiencia individual, coyuntural, apetecible para los marginados y descalificados de trapisondas archiconocidas, arribistas y oportunistas, expertos en camuflar sus camisetas a los colores dominantes en cada momento. Está bien. Será una reiteración de lo ya vivido y conocido.

Seguimos creyendo, señora presidenta. No podemos imaginar que lo mucho y bien hecho fue un decorado para que continúen los males endémicos de la República. Que queden fijados como garrapatas las expresiones del atraso. Gobernadores, funcionarios, políticos, empresarios, sindicalistas, intelectuales.

Compañera presidenta: dispone de un capital inmenso. Legítimamente otorgado por el 54% de la ciudadanía. Y a 40 puntos de su adversario inmediato. Tales números de adhesión y respaldo pueden actuar como un inmenso acicate para emprender nuevas batallas. Es el reconocimiento al empeño y a las realizaciones alcanzadas pero, fundamentalmente, por ser elegida como la piloto de tormentas capaz de empujar y convocar a dar vuelta la página de la decadencia y el atraso del país y disponerlo como un jugador para las grandes ligas.

Que, al menos, disponga de la argamasa necesaria para reconstruir el edificio del país y lo continúen las futuras generaciones. Disponerlo para las demandas y necesidades insatisfechas. El capital político del que dispone, expresado en los niveles de respaldo, actúa como un inmenso repositorio que le han otorgado de agua, sujetado entre ambas manos. El cuidado, recomiendan, que se debe tener es que no se filtre intrascendentemente y malgaste.


Marchamos a cumplirse la primera semana de la tragedia de la Estación Once. Se ha convertido en un punto de no retorno. Exige una reconsideración del modelo de gestión emprendido hace nueve años y que, doy crédito, era el recomendable en un país habitante del infierno. Una conducción legítima y democrática, pero firme y dispuesta a restituir los valores esenciales de la representatividad permitió, desde un 22% de adhesión, iniciar una larga marcha de recomposición y puesta en valor de las libertades democráticas, los derechos humanos y sociales al trabajo, y a cubrir las necesidades esenciales de los más desposeídos.
Hay un convencimiento generalizado que esa tragedia era evitable. Como otras tantas ocurridas en los ferrocarriles. Como en rutas, con el índice de muertes y accidentes de los más altos del mundo.

Hay una cantidad de lugares de la administración estatal necesarios de llevar a cabo “sintonía fina”. El entramado de subsidios, falta de controles, cumplimiento de dictámenes de auditoría, funcionarios y empresarios de dudoso pedrigrí provocan un olor de corrupción y favores espurios.
En el caso de Transporte. De ferrocarriles. Del TBA. El resultado es de pleno fracaso. Contar con equipamiento de 1950 para trasladar poblaciones que han aumentado más de diez o cincuenta veces su número, con la misma infraestructura básica, es de consecuencias letales.

Lo que duele de la tragedia de Once es que era evitable. Si a los llamados de atención, en otras estaciones o accidentes, no se hubiera apelado al recurso de endilgar a infiltrados el origen genuino de la protesta.

Y tanto más doloroso lo convierte el hecho que ocurre no en momentos que se está llevando a cabo un plan de modernización y equipamiento que revierta la situación. Para nada. El esquema de abandono, falta de inversiones, corrupción, desabastecimiento se lleva adelante en una falta de valoración de la vida humana. El extremo al que se ha caído es que mantener esa estructura de funcionarios y empresarios los ha hecho insensibles al padecer 

El Estado debe actuar ya. No a locas ni a tientas.
Castigar claramente a los responsables. Resulte quien resulte. Pasará a ser un mensaje ejemplificador y tranquilizador para la sociedad. Borrar la impunidad de las acciones delictuales de la sociedad argentina. Reestablecer el lugar de la Ley como vara de justicia. El Estado debe privilegiar la majestad de la Ley. Ciega, sorda y muda.

Son los momentos de actuar y no de especular. Son los momentos convocantes de los gobiernos si efectivamente son expresión de pugnar por lo nuevo y la equidad.

En paralelo, hacer lo que no hizo la secretaría de estado supuestamente involucrada en la porción del ejercicio ejecutivo del poder. Planificar el transporte, en todas sus vertientes, marítimo, fluvial, aéreo, de tierra. Rediseñar el país en sus ramales, carreteras y rutas, de la actual forma radial a las demandas y necesidades regionales. De puertos, de accesos, de instancias que alienten la inversión y la producción como el acceso a mercados locales o internacionales. Pero no recurriendo a los conocidos de siempre.

Somos partidarios de la intervención del Estado en la economía. No como el socio bobo. Tanto porque lo esquilman o porque es el ineficiente. Lo queremos regulador de aquellas variables que hacen al interés general y al beneficio de las mayorías. Aplaudimos a Néstor Kirchner cuando convocó a empresarios nacionales dispuestos a participar de la gesta. Al renacer la burguesía nacional. Donde el Estado coparticiparía en capitales de riesgo, en nuevas inversiones, en generar valor agregado, en actividades productivas y expansivas de la economía. No en prebendarías, parasitarias, usurarias.

Es época de hacer inventario. Quiénes quedaron en el mismo bando y quienes se involucraron en el nuevo rumbo. Como de quienes, viniendo empujando, prefirieron cobijarse en actividades marginales. El Estado también debe actuar premiando y castigando. Es una expresión más del ejercicio del poder.

No existe ningún indicador que refleje que la tragedia de la Estación Once no pueda repetirse. Puede ocurrir en igual, mayor o menor escala. En esa línea de ferrocarril o en cualquiera de las restantes. A diario se lo padece en calles, rutas o autopistas. Y en tantas otras áreas. Es cuestión de esperar a que ocurra para tomar nota y recorrer el calvario del dolor y la muerte de compatriotas. Con largas vigilias de desolación y pena. O de actuar y revertir, asumiendo las tareas pendientes y que no resisten más demoras.

miércoles, 15 de febrero de 2012

El artista


Hace un par de horas completé de ver las películas candidateables al Oscar. La que cerró la galería fue El artista. Una producción franco-belga que ha ganado los reconocidos Globos de Oro. Como así el de la crítica y público en los países donde ha comenzado su exhibición.

Los títulos que se disputan el rubro mejor película de la estatuilla han mostrado una interesante variedad de propuestas. Sostenidas, fuertemente, con actuaciones impar. La de Meryl Streep (La dama de hierro), Leonardo di Caprio (J Edgar) o George Clooney (Los descendientes) son muestras interesantes. Que se extienden a otras figuras de reparto como Octavia Spencer (The help). O los directores que han dado vida a esas historias. En esta edición, con expresiones de un cine de fuerte impacto, con pocos experimentos o formulaciones técnicas (recordamos Avatar). O bélicas (con la salvedad de Caballo de guerra). En este punto vale destacarse la elección de Martin Scorsese en haberse involucrado, para su excelente Hugo, en tecnología 3D. Aspecto que aporta al film una dimensión enriquecedora.

De las nominadas han sido ponderadas aquellas obras con aire de recordación, melancólico. De revival. También de homenajes. De todas maneras, una grilla con Clint Eastwood, Martin Scorsese, Steven Spilberg y hasta Woody Allen, con su encantadora Medianoche en París, permiten distinguir ciertos indicadores sobre elección de propuestas y tendencias en la premiación del próximo 26 de febrero.


El artista viene acompañada de crónicas y críticas enalteciéndola como un homenaje al cine. Es cierto que hay una cantidad importante de guiños en esa dirección. Es grato, por un instante verlo a Malcom McDowell, el protagonista de La naranja mecánica, la obra de Stanley Kubrick, o disfrutar a los casi legendarios John Goodman y James Cromwell en actuaciones destacadas.

Cuando lean que "es un homenaje al cine" no imaginen encontrarse con la insuperable Cinema Paradiso. O La rosa púrpura de El Cairo. Para citar algunos ejemplos. Dado que son innumerables los que se pueden encontrar. En verdad, casi todo director mecha con escenas, carteles, menciones su veneración a ese arte. Como el homenaje que filmó Brian De Palma, en Los intocables, reproduciendo, en clave policial, la caída por la escalera del cochecito con el bebé que Eisenstein inmortalizó en El acorazado Potemkin.

La obra de Michel Hazanavicius, el director de El artista, es una digna demostración de haberse involucrado en una propuesta que, desde el punto de vista cinematográfico, ya es un desafío.

Muda, en blanco y negro y con cuadro chico. Propio de la época que está ambientada. La década del '20. A diferencia de lo que mencionamos de Scorsese, Hazanavicius recorta su paleta de posibilidades técnicas y artísticas.

El resultado es que debió ponderar las actuaciones, el guión y la música. El dilema quedaba formulado en que el público debía interpretar la narrativa muda del film. Este es un homenaje al modo que se hizo cine antes de la sonorización. Y agrego otro desafío. Sin actuaciones que, en estos tiempos caerían en la sobreactuación o hasta el posible ridículo, si la textura de la trama fuera explicitada con actuaciones que reflejaran alegrias o tristezas con pantomimas, golpes, corridas, tortas de crema estampadas en la cara o cachetazos. El director francés realizó un film de época del cine mudo con la narrativa cinematográfica modelo 2011.

Les reitero lo que la mayoría de las opiniones que preceden a la película formulan como centro temático de la misma. Un homenaje al cine.

No puedo dejar de considerar que el señor Michel Hazanavicius es un francés. Que muy probablemente su visión del cine deba -reconozcámoslo: como todo el mundo- al enorme ascendiente hegemónico del cine norteamericano. Que, como magistralmente ilustra Scorsese, en Hugo, un arte originado en la vieja Europa pero desarrollado como espectáculo en los EE.UU.  Y llevado a escalas de convertirlo, desde hace más de un siglo, en "el más genuino arte de masas" (S.Eiseinstein). O, en clave nac&pop, el blasón del triunfo del imperio haciendo llegar a todos los confines de la tierra su victoriosa batalla cultural.

Pero tampoco puedo dejar de imaginar la sociedad en la que se formó. No solamente la patria de los Lumiére, sino la de también Jean Gabin, Michelle Morgan, René Clair, Charles Boyer, Fernandel. Ni que hablar lo que originó, anecdóticamente, el Mayo francés. La formidable Cinemateca. O la nouvelle vague y, claramente, los Cahiers du Cinemá, de Goddard, que formularon una temática y manera de hacer cine totalmente innovadora.

De modo que, en nuestra opinión, convive fuertemente una mirada sobre el cambio tecnológico y sus consecuiencias. Tema que ha existido desde la noche de los tiempos, pero que, desde el último tercio del siglo XIX y todo el XX, ha significado una revolución social de muy profundos cambios en los usos y costumbres de las sociedades. Descartando o readapatando, en una naturaleza darwiniana, la extinción de las especies o su reacomodamienbto a los nuevos escenarios.

La evolución tecnológica y científica ha significado en el tiempo señalado muchísimo más que el acumulado histórico.

De tal forma que las eras y períodos se han acortado. La dimensión histórica obtiene nuevas visiones por el acceso a límites insospechados de alcanzarse, hasta no hace más de unas décadas.

El artista, precisamente, muestra el desmoronamiento del cine mudo ante la llegada del sonido directo en las películas. Con las consecuencias y resultados que acarrea todo cambio. En tal sentido cabe señalarse el tremendo impacto que produjo en los espectadores El cantor de jazz (1927) con Al Jolson, la primera película sonora. Y que Stanley Donnen y Gene Kelly homenajearon en Cantando bajo la lluvia (1952),  

Quiero resaltar las actuaciones. En particular la Peppy Miller, del film. Una especie de Paulette Godard y Theda Bara, con mohínes del estilo Betty Boop. Aunque resaltan ciertos rasgos de la Natalie Wood de Amor sin barreras. Hablamos de Berenice Bejo. actual esposa de Michel Hazanavicius, quien deslumbra en una actuación sobresaliente. En todas las facetas que le impone el guión adquiere dimensiones de estrella, graciosa, plástica y convincentemente actuada. Esta argentina-francesa, que recorría la avenida Corrientes y cuyo padre, Miguel Bejo, acompañó a Salvador Sanmaritano en las funciones del cine club Núcleo y que dicen algunos memoriosos haberla visto en alguna acompañando al padre, es una digna candidata a ganar el Oscar a la mejor actuación secundaria.

La impecable música de la película permite acceder a otro argentino. Alberto Ginastera, cuya obra Estancia forma parte de la banda sonora ejecutada por la Filarmónica de Flandes.

Una película recomendable. Para no dejarla pasar de de ver en su ámbito natural: el cine. En este sentido, una apostilla. La película la ví en el Gaumont. Precisamente un cine que homenajea a Luis Gaumont. Un emprendedor francés, cinéfilo, que en 1902 presentó en la Exposición Universal de París un sistema de sonorización de películas. No prosperó, pero fue un mojón en la evolución de ese arte.




domingo, 12 de febrero de 2012

Un spot profundamente agresivo


En la Argentina, sin ninguna duda, convivimos muy "buena gente". Tolerantes, maleables, confiados, aún después de tantísimas veces que la sociedad se viera avasallada. O engañada y maltratada. Tanto por incapaces, arrogantes o prepotentes. El síndrome del poder que, pareciera encarnizarse en ciertos liliputienses, váyase a saber por cuál extraña combinatoria astral, responsabilizan de sus ineficiencias al otro. Jamás asumen su plena responsabilidad.

Responzabilizar a la sociedad de la falta de planificación de organismos estatales (prototipo de ello son las dependencias del Transporte, por caso), a esta altura del campeonato es completamente versallesco. Es como creer que se gobierna a control remoto. Y que millones de personas son depositarias del arbitrio de medidas improvisadas, apresuradas, viciadas de falta de ejecutividad (carencia en arbitrar múltiples lugares de tramitación; amplitud de días y horarios; abastecimiento suficiente de tarjetas y formularios; implementación de a tramos de sectores sociales y no a lo pavote, masivamente, cuando se archisabe lo ineficiente de una decisión de ese estilo). La tarjeta SUBE ha sido un exponente de la falta de diseño práctico y aplicativo a una iniciativa que, en lo teórico, podría tener valores positivos, si se conocieran -sin misterios- su proyección de utilización. Más allá de que "dejará de ser gratuita".

Pero que en la implementación adquiere roles de bochorno. Y esencialmente hacia el pueblo trabajador. A los millones de personas que, a diario, padecen el pésimo sistema de transporte de la capital como del GBA.

El spot publicitario, que se está difundiendo con motivo de la extensión del plazo para tramitar la tarjeta SUBE, adquiere la insolencia de reprender e intimidar precisamente a los millones de usuarios que les falta hacerlo. Con bajos argumentos que desvalorizan los esfuerzos y sacrificios de los trabajadores y sus familias para sostener sus economías.  

Largamente postergada su aparición. Tanto que formalizó un mercado paralelo de monedas, en el que se llegó a pagar 10 pesos por ocho monedas de un peso. O, durante larguísimos meses, estuvieron las lectoras en las unidades de transporte a la espera que se resolvieran temas básicos como la adhesión de las empresas, el blanqueo de sus ingresos, el clearing o el subsidio por equipamiento de las máquinas. Se tuvo que padecer el peregrinaje para conseguir monedas. Y aún cuando es para acceso a medios públicos de transporte, el no tenerlas implicaba quedarse de a pie y no viajar.

El mensaje es claro. Es un fuerte tirón de orejas que, como "maestrito", pretende expresar el aviso para los argentinos. Que dejamos todo para último momento. Que no nos calentamos por nada. Que lo que dicen entra por un oído y sale por el otro. Bueno. Ante la desidia nacional (en la que el spot cree y está dispuesto a enfrentar), actuando como justicieros, "la buena gente" (léase, ciertos lamentables funcionarios), finalmente, corrieron el  vencimiento.

La insensibilidad social de la medida es que la misma se tomó a horas de vencer el plazo. Y cuando millones de ciudadanos se calcinaron debajo de un impiadoso sol veraniego, como el que padecimos en estos días. Ver las enormes cuadras de colas, en todos los barrios y localidades. Iniciadas antes de las 6 de la mañana, para un Correo que abre a las 10 horas con personas de todas las edades, condiciones sociales y estados de salud no encuentra justificación alguna. Se podía haber tomado antes y arbitrar mecanismos idóneos y aptos que amortiguaran el formidable impacto negativo de tiempo, dinero y salud malversada por la ciudadanía para obtener un medio que no afecte sus economías familiares.

En fin, tal como hacen ciertos funcionarios argentinos, que siempre hacen todo en función de la intensidad de los vientos que los afectan o benefician. Para ellos lo mejor es improvisar. Creen que el azar es su aliado. Y como el pueblo argentino está completamente nutrido de buena gente (nueva manera de decir b......), se la banca. Es lo que creen y que se deben de nutrir en sus vidas cotidianas alejadas de los sacrificios y necesidades del pueblo trabajador.




jueves, 9 de febrero de 2012

Chau, Flaco

Con la desaparición física de Luis Alberto Spinetta, se cierra una de las veretientes fundacionales del rock nacional. Música nacida entre los pliegues del retroceso del tango tradicional y las nuevas tonalidades piazzollenianas. Como así como reacción ante melodías y armonías del rock inglés-norteamericano. A mediados de la década del sesenta nace el rock nacional.

Surgido en el seno de una juventud que buscaba nuevas propuestas, nuevos sonidos, nuevas soluciones en todos los campos donde se plantaba. La historia y la política nacional todavía resuenan con aquellos acordes que fueron expresión de una búsqueda de enormes resultados.

Spinetta, con justicia bautizado el Poeta del Rock, ha sido el que convirtió la música en poema. Disfrutó de la simpatía general, del fervor de sus fieles y del reconocimiento de aquellos que no se cobijaban en su musicalidad.

La música popular argentina posee una enorme y exquisita galería de intépretes y creadores, poetas que convirtieron en corcheas y fusas la interpretación de sus poemas.

"El Flaco" Spinetta, a esta hora estará ajustando clavijas y preparando un buen risotto. Manzi, Contursi, Cadícamo, Discepolín, los Espósito, Castilla, Yupanqui, entre tantos, le habrán arrimado una silla para compartir.

El Día de la Música del 2008, el suplemento cultural de La Nación, ADN, publicó una entrevista realizada a Luis Alberto Spinetta por el escritor Rodolfo Braceli. Distendido y sustancioso en su comentario, acá todo el reportaje

El video reproduce la interpretación de Gricel, tango con letra de Pascual Contursi y música de Marianito Mores